La
educación de nuestros hijos es una tarea de todos los días y todos los
momentos, esto ha sucedido así siempre, el pensar que nuestros niños son
muy diferentes a como éramos nosotros en la juventud, pareciera ser una
condición cultural del hombre, para muestra cito a Sócrates quien hace más de
2400 años se expresaba así de la juventud: “Los jóvenes de hoy aman el lujo,
tienen manías y desprecian la autoridad. Responden a sus padres, cruzan las
piernas y tiranizan a sus maestros”. A través de la historia las generaciones
adultas presionan a las jóvenes y estos se rebelan contra unos valores que
posteriormente defenderán e inculcaran a sus hijos. Ahora las culturas más
exitosas en esta tarea son las que desarrollan coherencia entre los actores que
transmiten los valores a las generaciones más jóvenes y es allí donde nuestra
sociedad puede estar en crisis. Lo que decimos en la escuela a veces no se
parece a lo que los medios de comunicación expresan y peor aun lo que en muchas
familias se cree, no podemos llevar un mensaje coherente si no compartimos
entre todos los mismos principios. La escuela debe responder a un modelo de
hombre acordado por la sociedad en donde esta se encuentra inmersa.
Nadie
tendrá éxito en tratar de formar en algo que no sea compartido por los actores
de la educación de nuestros hijos. la escuela, el estado, los medios de
comunicación, la familia tendrán que ponerse de acuerdo en principios éticos
para que estas generaciones puedan tener coherencia en un mensaje.
La
ecología, la familia, la democracia, la responsabilidad social, el respeto, la
templanza, son valores que todos parecieran compartir pero que muchas
discusiones estériles mediatizan y otros intereses no nos permiten llegar a
acuerdos.
Para
concluir les escribo alguna frases de personaje celebres sobre la juventud:
No soy
tan joven como para saberlo todo. Oscar
Wilde
Si la
juventud es un defecto, uno se corrige muy pronto de él. Johann Wolfgang von Goethe
La mayor
desgracia de la juventud actual es ya no pertenecer a ella. Salvador Dalí
Un joven sin alegría y sin esperanza no es un
joven auténtico, sino un hombre envejecido antes de tiempo. Juan Pablo II.SANTIAGO PERERA.
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